01 diciembre, 2014

9 de junio: día nacional de las músicas

En estos días se ha debatido - y bienvenido sea el debate - la idea de establecer el Día Nacional de la Musica conmemorando el nacimiento del flaco Spinetta.
Una carta de Juan Falu puso en discusión la conveniencia de tal decisión sin poner en tela de juicio el talento musical del flaco. Algo, el talento musical de Spinetta, en lo que estamos todos de acuerdo. 
Lo primero que se nos ocurre es que la expresión Día Nacional de la Música es, cuando menos, equívoco ya que la música es, en sí misma, uno de los lenguajes más universales.
Los que forman parte de un espacio nacional u otro - esto es unas condiciones de creación y no otras - son los músicos.
Son los autores, compositores e interpretes quienes crean en este lugar o desde este lugar un modo particular de expresar aquel lenguaje universal. Y, por tanto, son estas personas quienes merecen el agradecimiento y homenaje de toda la sociedad argentina.
Desde esta mirada ¿Por que no establecer como Día Nacional de los Músicos el día de fundación de SADAIC? La entidad que desde 1936 custodia y defiende los derechos de autores, compositores e interpretes.
En primer lugar estaríamos celebrando un hecho colectivo ya que, más allá del rol protagónico que tuvo Francisco Canaro, fueron los músicos de aquella generación quienes lograron un reconocimiento legal que antes no tenían y ahora se estaría ampliando. Y estaría muy bien que los y las músicas actuales celebren aquella herencia.
Por otro lado es bastante frecuente que los colectivos laborales - en este caso trabajadores de la música - celebren su día en consonancia con el reconocimiento de sus derechos o la fundación de sus organizaciones representativas.
Y por último, aunque no menos importante, se trata de una entidad que no distingue géneros ni estilos sino que custodia a toda la gente de la música por igual.
El 9 de junio es una fecha oportuna para celebrar el trabajo de todas nuestras músicas. Por lo menos, vale la pena debatirlo.

22 octubre, 2014

Empleo cultural en la Argentina: techo o nuevo piso

El Informe de Coyuntura Cultural del SINCA contiene, entre otros, un informe sobre empleo cultural
en la Argentina que es un muy buen aporte para aquellos que trabajamos en el sector. Veamos algunos datos:
En 2003 había 275000 personas trabajando en el sector cultura lo cual representaba el 2,1 % del total del empleo en nuestro país. Para 2013 esos datos son 467000 y 2,9 % respectivamente.
Es decir que el empleo cultural tuvo en diez años una tasa de crecimiento del 70% en cantidad de puestos de trabajo.Sin embargo en tanto participación del empleo total su desempeño fue más modesto: 0,8 décimas porcentuales.
Entre los desagregados que muestra el informe es interesante observar que uno de los sectores que más creció fue el el empleo cultural privado registrado que pasó de 136000 empleos en 2003 a 246000 en 2013. Un crecimiento del 84%.
El no registrado - es decir precario y, por tanto más inestables - pasó de 65000 a 85000 puestos de trabajo en el mismo período. Casi un 31% de crecimiento en diez años. Menor al registrado - formalizado, es decir de mayor calidad.
Los sectores más significativos en el empleo cultural privado registrado son: libros y publicaciones con 86300 puestos de trabajo, audiovisual con 52690, Internet con 45620 y diseño con 34340 puestos cada uno.
Considerando las jurisdicciones subestaduales la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene, con un 2.6%, el porcentaje de empleo cultural registrado sobre total de empleo registrado más alto del país. Le siguen partidos del Gran Buenos Aires con un 1.1%, La Pampa con la misma cifra y Chubut con 1.0%. El resto de las jurisdicciones están por debajo del uno por ciento.
Por su parte el empleo público cultural creció un 48%, es decir bastante por debajo del privado registrado y también del autónomo que creció un 89%.
El informe detalla los aspectos metodológicos y los limites informativos del trabajo a los cuales remitimos al lector especializado.
El propio informe del SINCA destaca que los números muestran un cierto techo del empleo cultural en la Argentina. Es decir que podemos pensar en un crecimiento numérico pero en un estancamiento de su participación respecto del empleo total.
Debemos observar también el alto nivel de concentración del empleo cultural privado registrado en el área metropolitana de Buenos Aires. Concentración que lo es del total de nuestra economía y no sólo del empleo y la producción cultural.
Entre ambas observaciones, nos parece, está el gran desafío para el sector cultural en la Argentina: crecer en las restantes provincias; invertir más en la formación del capital humano especializado necesario para expandir en ellas el empleo cultural cuando menos hasta los niveles que muestra el AMBA.

30 julio, 2014

Plataformas digitales y culturas sustentables

Bajo el titulo "La industria cultural en la era digital" el diario Clarín de Buenos Aires publica, en su
suplemento económico, un articulo cuya bajada sostiene:

La industria cultural pre-Internet, poblada principalmente por conglomerados explotadores, estaba lejos de ser perfecta, pero al menos el régimen antiguo tenía alguna necesidad de cultivar las instituciones culturales, y de pagar por el talento en todos los niveles. Después vino la Web, que barrió con las jerarquías - y con los cheques, dejándoles a los creadores de toda clase sólo la posibilidad de convertirse fugazmente en “famosos en Internet”

Sobre este concepto - plataformas digitales - hemos escrito en este blog varios artículos que, entiendo, mantienen en general su vigencia:

Plataformas digitales y libertad creadora

¿Por qué plataformas digitales de acción cultural?

El espejo de Egipto: el lugar de Google

Esencialmente creemos que Internet ha permitido la emergencia de un nuevo tipo de medio cuyo objeto no es la producción de contenidos sino poner a disposición del público una plataforma de expresión pública basadas en vender la atención que, con tal empuje, logran captar.
Para el usuario es un micro medio - un blog como este, por caso - destinado a públicos muy específicos y segmentados.
Para las empresas - Google, Facebook, Linkedin, etcétera - la oportunidad de desarrollar mercados de la llamada economía de la atención que explotan no solo la publicidad sino una idea todavía mas refinada: el marketing digital.
Esto es posible en virtud de la rápida ampliación de públicos por un lado y la permanente reducción de costos - tanto en soft como en hard - por el otro.
El artículo que comentamos pone en discusión la validez de este modelo en términos de sustentabilidad cultural:  "Las masas creativas se conectan, crean y trabajan, mientras que Google, Facebook y Amazon cobran el dinero".
Subyace la idea de que las grandes firmas de Internet disfrutan de los beneficios económicos de un talento creativo que no pagan.
Curiosamente es el mismo argumento con que algunas telefónicas e incluso algunos cable-operadores se quejan de que son ellos quienes hacen las inversiones en infraestructura de red que hace posible el negocio de los gigantes de Internet.
Es que el valor de la red esta formado por la infraestructura de red, las plataformas y aplicativos que hacen de la red un medio atractivo y el talento de los usuarios para desarrollar nuevos hábitos. Es un negocio de tres patas y no de dos ni de una.
En este sentido el artículo acierta: son los usuarios la única pata no remunerada del negocio salvo por el hecho incontrastable de que disfrutan de servicios, contenidos e información impensables en la era analógica.
Y aquí conviene hacer una distinción previa entre tres conceptos que estando emparentados no son lo mismo: cultura, arte y entretenimiento.
La cultura es - debates sobre su definición aparte - la argamasa básica que permite la existencia de lo humano mismo. Toda sociedad humana tiene cultura en el sentido más amplio del termino y aun más: la cultura esta en la base misma de su convivencia y sustentabilidad.
Y cuando se producen desajustes tales que ponen en riesgo la continuidad y sentido de esa sociedad la cultura cambia precisamente en términos de garantizar la sustentabilidad de la misma.
Pasa de la recolección y la caza a la agricultura, inventa nuevas formas de energía y avanza a la producción industrial o amplia a tal extremo sus conocimientos y técnicas que desata una era donde el principal valor económico migra hacia economías de la inteligencia y la información.
Es decir: toda cultura es sustentable en si y cuando deja de ser así, cambia (lo mas frecuente) o desaparece.
El arte es el procesamiento y la expresión estética de esas experiencias, sus logros y sus contradicciones. Y, vale la pena aclararlo, también el arte se ve modificado por la tecnología: baste recordar el impacto que la fotografía significo para las artes plásticas o la propia Internet para la música.
El entretenimiento; y el espectáculo, su pariente bullanguero; son simples modos de pasar el tiempo que cuando se pretenden arte caen en el mas ramplón mal gusto; en la fórmula de Umberto Eco.
El arte y sus instituciones típicas - museos, galerías, bibliotecas y todo tipo de espacios patrimoniales - esta ensayando las mas diversas vías de explotar Internet incluso para fondearse. Ideame, y otras plataformas de fondeo masivo, son claro ejemplo de ellas.
¿Y que pasa con el entretenimiento? Desde la emergencia de la sociedad industrial está sujeto a las leyes del mercado y no vamos a repetir a esta altura los debates que al respecto ha propuesto la escuela de Frankfurt.
El entretenimiento es entonces un ecosistema muy diferente al de la cultura y el arte; depende de complejas operaciones de marketing, control de acceso a los canales de distribución, explotación del trabajo de los creadores, concentración de públicos y las mas diversas infamias que queramos achacarle a los mercados. Pero no desde Internet sino desde su comercialización como una mercancía mas.
Ya no estamos hablando del juglar del medioevo ni de los payadores de nuestra América sino de un "star system" manipulado por grandes capitales, aprovechado para vender desde jabones hasta autos a un publico que, la mas de las veces, entiende muy bien la diferencia entre espectáculo televisivo - por nombrar su medio emblemático - y arte.
La industria cultural se alimenta, alimenta y expresa tanto a la cultura, como al arte y al entretenimiento. Y para ello construyo un sistema de financiamiento que va desde el aporte del público, la publicidad y los dineros públicos. O acaso podría nuestro cine - el mas artístico así como las otras cinematografías - competir con Hollywood sin el aporte de créditos blandos, subsidios y cuotas de pantalla provistos por nuestros estados.
El verdadero desafío de nuestras industrias culturales - también en la era digital- es disputar la atención de públicos sometidos a las presiones de los grandes jugadores de la industria del entretenimiento.
El tango argentino es un buen ejemplo de esto ya que siendo una expresión cultural autentica es también arte y, por supuesto, entretenimiento que a punto estuvo de ser borrado por la industria global del entretenimiento en los años sesenta y setenta del siglo veinte. Y sin embargo logro sobreponerse.
En ese renacer tanguero influyeron en primer lugar los propios creativos del genero: músicos, interpretes, bailarines, difusores, etcétera. Pero también algún sector de la industria del entretenimiento que vio en el arte tanguero una oportunidad. Y, por ultimo, el Estado que tibiamente comenzó a impulsarlo.
La pregunta entonces no es por la sustentabilidad cultural que, ya lo dijimos, existe per se sino por la sustentabilidad del arte y el entretenimiento en general y especialmente en las plataformas digitales.
La respuesta esta en la convergencia del público que ha de seguir siendo el juez de ultima instancia tanto del arte tanto como del entretenimiento, de la industria cultural que habrá de seguir explorando las oportunidades - y amenazas - que las nuevas tecnologías le proponen y de nuestros estados que deberán seguir aportando fondos públicos para el desarrollo de nuestros mercados de arte y entretenimiento.
Cierto es que los aportes estatales debieran tender a optimizar su impacto frente a mercados cada día mas concentrados y hacerlo en, por lo menos, dos dimensiones:
1) formar productores y gestores culturales capaces de ampliar la participación de nuestros creadores en los mercados globales y
2) trabajar fuertemente en la formación de públicos un poco mas exigentes cada día
Ambos aspectos serán claves para evitar que los mercados concentrados de entretenimiento monopolicen la producción, circulación y consumo de valor simbólico dejando a nuestros artistas - en sentido amplio - sin trabajo.
Y sobre todo para evitar que uniformicen la experiencia humana trasegando espectáculos ilusorios sin hondura cultural alguna. Pero esto tiene que ver con las plataformas digitales pero también, y sobretodo, con la mercantilización de la experiencia humana y esa es otra discusión.
Una a la que ya nos hemos referido a propósito, entre otros hechos, de la llamada primavera árabe y el lugar de los medios globales, digitales o no.

Conflictos intra locales e inter globales siempre los hubo, baste recordar las guerras - extremo conflictivo - de los últimos cien años.
Pero habrá que sumar a estos - hasta hoy menos dramáticos que los de la modernidad - los conflictos propios de todas las convergencias posibles.
Hay bloque geográficos (América, Europa, Asia, etc.) comerciales (Asean, Mercosur, Nafta) lingüísticos (Hispanoamérica) culturales (Iberoamérica) e incluso alianzas de seguridad específicas frente a fenómenos delictivos globales como el lavado de dinero, la trata de personas o el narcotráfico.
Se trata de las mas diversas yuxtaposiciones de los diferentes modelos - y necesidades - de convergencia.
Las culturas nacionales y sus organizaciones (gubernamentales, públicas y privadas) tienen para la construcción de sus márgenes de autonomía un recurso privilegiado: promover el acceso de sus poblaciones a los sistemas globales de significación tanto en términos de consumo pero sobretodo de producción cultural.
Combinando los aspectos duros de la ecuación (costos de transacción, aranceles aduaneros, tasas de interés, etcétera) con componentes simbólicos de largo plazo. Esto supone políticas culturales más públicas que gubernamentales descartando todo intento de partidización.
Lo contrario supone correr el riesgo de quedar entrampados en la imagen que el espejo egipcio le devolvió al régimen de Mubarak: el masivo rechazo de las clases medias urbanas globalizadas a todo intento por salvar su continuidad; incluso los formulados por el presidente de los Estados Unidos.

Porque, en definitiva, la sustentabilidad cultural habla más de los pueblos y sus símbolos que de los ecosistemas artísticos. Y en ese terreno las plataformas digitales son una herramienta demasiado poderosa como para analizarlas sólo desde los mercados de arte y entretenimiento.

Artículos relacionados:

La acción cultural no debe pedir permiso

Los organigramas culturales atrasan

Geocultura digital: apuntes para inculturar la red

27 marzo, 2014

Patrimonio cultural y nuevas tecnologías: algunos cruces posibles


Sería largo enumerar a todos los ponentes de modo que los remitimos al primer enlace de esta nota donde figura el programa completo. Sí es necesario destacar la ponencia del Lic. Mario Naranjo del Programa de Patrimonio Cultural del Ministerio de Economía por la experiencia en sí y por la amplia documentación que la acompañaba.
Allí expusimos parte de las conclusiones de una investigación sobre la que trabajamos en la Universidad de Avellaneda: Plataformas Digitales para la AcciónCultural: una taxonomía posible
Lo primero que debemos decir es que resulta muy interesante ver el intercambio entre las fuerzas armadas y el mundo de la gestión cultural: tanto hacia el interior de los muchos museos y salas patrimoniales que dependen de los cuerpos militares como en su relación con otros organismos culturales de la Argentina ya sean nacionales, provinciales o municipales. Un campo de acción cultural impensable en otros momentos de nuestra historia.
Un intercambio que seguramente no estará exento de conflictos y debates entre lógicas tan diversas, pero que definitivamente es imprescindible para el desarrollo de nuestra democracia.
De las múltiples y muy interesantes ponencias producidas por los panelistas destacamos cuatro ideas que fueron un buen punto de partida para nuestra exposición:

# múltiples públicos, múltiples exigencias
# re elaboramos la misión y función de los museos en periodos menores a cinco años
# en cada esquina de nuestra ciudad hay un libro de anécdotas e historias
# bases de datos: para los inventarios / para la catalogación / para el mapeo de servicios

Desafíos de actualización tanto de miradas como de herramientas sobre el patrimonio cultural y las maneras de resguardarlo, ponerlo en valor y a disposición del público. Desafíos, debates y nuevas miradas que no son, naturalmente, una preocupación exclusiva u original de nuestro país sino más bien una tendencia mundial.
Basta leer la nota sobre el proyecto europeo para personalizar el recorrida de museos mediante tecnologías multimedia para teléfonos inteligentes para ver hasta que punto pueden los nuevos medios modificar el uso del patrimonio cultural. 
Todo esto en el marco de la llamada revolución de la fibra óptica que empuja la convergencia tecnológica o quíntuple play: la trasmisión de telefonía, internet, televisión, telefonía celular y domótica a través de un mismo cable. 
Veamos una rápida clasificación de las herramientas disponibles:
- plataformas para la creación y difusión de contenidos
- plataformas para la construcción de públicos
- plataformas para la gestión de financiamiento
- plataformas transaccionales
- servicios varios que permiten reducir costos operativos
En sucesivas notas iremos revisando cada una de las alternativas posibles; digamos, por ahora, que sorprende la poca difusión y uso que algunas de estas herramientas tienen en el mundo de la acción cultural.
En la Jornada llamábamos la atención sobre el hecho de que muy pocos gestores culturales utilizan una herramienta como skype que permite conectividad a muy bajo costo o totalmente gratis entre los usuarios. O la poca planificación de contenidos y formatos en las tareas de difusión o, mejor aún, en el desafío de crear comunidades alrededor de las instituciones patrimoniales.
En general las instituciones del patrimonio cultural siguen utilizando páginas web sólo pensadas para las computadoras de escritorio y sin optimizar para otros equipos de acceso cuando, en realidad, los números de Internet en nuestro país sugieren otros caminos. Veamos algunas estadísticas tomadas tanto de fuentes públicas como privadas.

- la penetración de Internet en la Argentina alcanza al 67% de la población con un total de 31 millones de usuarios; de los cuales el 24% de la población, es decir 10 millones de usuarios lo hacen a través de teléfonos inteligentes o smartphones.

- la Argentina con un 67% de penetración de Internet en la población es el país de América Latina con un uso más intensivo de esta herramienta. Nos siguen Chile con un 58% y Uruguay y Colombia, ambos con un 56%. Los restantes países de la región están por debajo del 44%. Brasil, nuestro principal vecino y socio en el Mercosur, tiene un 39% de penetración

- el 91% de los usuarios de Internet en la Argentina utilizan las redes sociales. Esto es unas 28.210.00 personas

- el 67% de los usuarios de Internet en la Argentina acceden a blogs. Esto es unas 20.770.000 personas.

- el 30% de los usuarios de Internet en la Argentina utilizan la red con fines educativos. Esto es unas 9.300.000 personas

- los argentinos realizamos 2.3 mil millones de búsquedas por mes; un 49% más por personas que el promedio global. El 20% de esas búsquedas se hace desde un teléfono celular.

- en la Argentina hay 12 millones de consumidores mensuales de videos en Youtube. El 25% de ellos desde un celular

Como se ve los números muestran que aquello de “múltiples públicos, múltiples exigencias” se da también en la red. Los accesos son desde equipos diferentes y si abriéramos este dato considerando los sistemas operativos usados o la velocidad de conexión veríamos que no podemos seguir haciendo una difusión masiva cual si todo nuestro público fuera homogéneo. Necesitamos segmentar, estudiar más las conductas y posibilidades de acceso de nuestros posibles visitantes; responder a sus múltiples exigencias.
Los museos y otras instituciones patrimoniales necesitan repensarse, como se dijo en las jornadas, en períodos cada vez más cortos y a ritmos cada vez más vertiginosos.
Esto requiere, naturalmente, de nuevas fuentes de financiamiento y, sobe todo, de un conocimiento más profundo de nuestros públicos. Tres herramientas, entre las muchas posibles, para ayudarnos en estas tareas:
- GPS CULTURAL: es un mapa digital de fuentes de financiamiento tanto públicas como privadas.

- IDEAME: una plataforma digital de crowfunding – financiamiento masivo - con más de 100.000 usuarios, más de 400 proyectos financiados por un valor superior a los 2 millones de dólares a noviembre del año pasado. Permite presentar proyectos específicos a un público dispuesto a donar dinero a cambio de recompensas de todo tipo.

- GOOGLE ADWORDS: la plataforma de marketing digital de Google permite segmentar al público a partir de las búsquedas que realiza. Tiene un formato pago donde los costos son bastante menores que en una campaña tradicional y con mejores resultados y un módulo gratuito para organizaciones sin finas de lucro.

Otro de los participantes de la Jornada proponía este desafío: en cada esquina de nuestra ciudad hay un libro de anécdotas e historias. Cierto es que la ciudad de Concepción del Uruguay tiene una historia muy rica con una gran incidencia en la historia regional y nacional. Pero con matices esto puede decirse de cualquiera de nuestras ciudades e, incluso, de muchas de nuestras pequeñas localidades. ¿Qué aporte puede hacerse desde las nuevas tecnologías a esta dimensión del patrimonio cultural?
El “quick response code” o código QR permite incluir importantes cantidades de información en un espacio muy pequeño de modo que leídos desde un teléfono celular o una tableta las personas puedan leer ese “libro de anécdotas e historias” que hay en las esquinas y muros de nuestras ciudades. Un ejemplo expuesto en la nota de wikipdia que acabamos de citar es el Cementerio Israelita de La Paz en Uruguay. 
Se trata de estructurar los contenidos de esas “cada esquina”, digitalizarlos, ponerlos en la red y redirigir mediante el código QR.
Vimos una sencilla calificación de las diversas plataformas digitales disponibles, citamos algunos datos sobre Internet en la Argentina y recorrimos algunas de las soluciones tecnológicas disponibles. Sumemos a esto la idea – tomada de una nota de dosdoce.com – de que con el público debemos interactuar antes (fase de descubrimiento); durante (fase de la experiencia directa) y después (fase de compartir la experiencia) tendremos un mapa completo de los múltiples cruces posibles entre nuevas tecnologías y patrimonio cultural. 
En esta breve nota de tres páginas hemos citado más de quince enlaces a la red. Cada una de esas notas contienen un número similar de enlaces y así sucesivamente. Esa es la estructura de la red.

Un gigantesco mapa conceptual que se despliega a partir de breves textos e imágenes (fijas o móviles) hiper enlazados digitalmente ¿Por qué no pensar el patrimonio cultural con la misma lógica conceptual? Donde cada pieza, cada obra, cada instalación es una maravillosa puerta hacia la aventura humana. Utilizando adecuadamente las nuevas tecnologías es totalmente posible y, además, con costos tan bajos que tienden a cero y pueden, incluso, sumar financiamiento. Ese es el desafío.

05 marzo, 2014

Salvaguarda de los bienes culturales: herramientas y recursos

El miércoles 19 de marzo se realizaran, en Concepción del Uruguay, Provincia de Entre Ríos, las
Jornadas Regionales de Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa de la república Argentina.
Según los organizadores “El objetivo de esta jornada es acercar diversas herramientas y recursos a los actores regionales, a fin de optimizar la puesta en práctica de la salvaguarda del patrimonio
cultural, material e inmaterial y su preservación en distintos ámbitos. Se pretende llevar adelante un intercambio de saberes mediante experiencias e investigaciones aportadas por especialistas y destacadas personalidades del ámbito de la cultura a nivel regional, nacional e internacional.”
Las Jornadas están organizadas por “Ministerio de Defensa, con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Nación, la Municipalidad de Concepción del Uruguay y el Batallón de Ingenieros Blindado II”. Entre los participantes e invitados especiales se destacan:

Gobierno de la Provincia de Entre Ríos - Ministerio de Cultura y Comunicación
Programa de Restauración y Conservación del Ministerio de Economía
y Finanzas Públicas de la Nación
Banco Central de la República Argentina
Banco de la Nación Argentina
Casa de la Moneda Sociedad de Estado
Poder Judicial de la Nación
Comisión Nacional de Monumentos, Museos y Lugares Históricos
Policía Federal Argentina - Departamento Interpol
Cámara Argentina de Empresarios Culturales
Universidades Nacionales y Provinciales

El programa de las jornadas contempla participación de diferentes especialistas en la temática propuesta:

8:30 hs. Muestra estática del Batallón de Ingenieros Blindado II y Banda Militar
en el Auditorio Municipal de Concepción del Uruguay.
Acreditación a la Jornada.

9:00 hs. Palabras de Bienvenida y Apertura de la I Jornada
Autoridad del Ministerio de Defensa, Autoridades Municipales y
Autoridad Castrense.

Moderadora de la Jornada
-Lic. Carol Vitagliano - Directora del Museo del Regimiento Granaderos a Caballo General San Martín, Ejército Argentino.

13:00 hs. Visita guiada al Colegio Nacional y la Basílica de la Inmaculada
Concepción

14:00 hs. Tercer Panel de Expositores: “Gestión del Patrimonio Material e
Inmaterial”
-Dr. Luis Alberto Salvareza - Universidad de Entre Ríos y Universidad de Concepción.
-Sr. Fréderic Vacheron - Especialista de Programa Cultura, oficina Multipaís para Argentina, Paraguay y Uruguay de la UNESCO.
-Prof. Alejandro Giménez Rodríguez - Asesor - Producto Cultural - Ministerio de Turismo y Deportes de la República Oriental del Uruguay

9:30 hs. Primer Panel de Expositores: “Gestión de Museos y Salas” 
-Lic. Claudia Cabouli - Coordinadora General de la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos- Secretaría de Cultura de la Nación.
-Arq. Jose Luis Saffer - Director del Museo Provincial de Dibujo y Grabado “Artemio Alisio”.

10:30 hs. Pausa – Café

10:45 hs. Segundo Panel de Expositores: “Interacción entre Organismos Públicos para la gestión y conservación de Bienes culturales”
-Lic. Mario Naranjo - Coordinador del Programa de Recuperación y Conservación del Patrimonio Cultural - Ministerio de Economía y Finanzas.
-Sr. Julio Cedano Acosta - Conservador, Restaurador.
-Dr. Comisario Mayor Marcelo El Haibe - Seguridad de Bienes Culturales y Tráfico Ilícito – Interpol.

12:00 hs. Almuerzo para Expositores e invitados especiales

13:00 hs. Visita guiada al Colegio Nacional y la Basílica de la Inmaculada Concepción

14:00 hs. Tercer Panel de Expositores: “Gestión del Patrimonio Material e Inmaterial”
-Dr. Luis Alberto Salvareza - Universidad de Entre Ríos y Universidad de Concepción.
-Sr. Fréderic Vacheron - Especialista de Programa Cultura, oficina Multipaís para Argentina, Paraguay y Uruguay de la UNESCO.
-Prof. Alejandro Giménez Rodríguez - Asesor - Producto Cultural - Ministerio de Turismo y Deportes de la República Oriental del Uruguay

15:15 hs. Pausa – Café

15:30 hs. Cuarto Panel de Expositores: “Gestión de Recursos”
-Lic. Fernando de Sa Souza - Plataformas digitales de acción cultural, su aplicación a la gestión del Patrimonio Cultural – Universidad Nacional de Avellaneda
-Lic. Liana Sabbatella - Presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Culturales.

16:30 hs. Traslado al Batallón de Ingenieros Blindado II

17:00 hs. Presentación del Batallón de Ingenieros Blindado II
Actuación de la Banda Militar del Batallón de Ingenieros Blindado II,
Coro Estable de Concepción del Uruguay y Banda Infantil.

17:45 hs. a 19:00 Palabras de agradecimiento y cierre de la I Jornada Regional. Entrega de certificados y Bríndis de despedida.

06 enero, 2014

La acción cultural no debe pedir permiso

La acción cultural pone en crisis lo cotidiano; lo interpela y, hasta cierto punto, le impone una búsqueda de sentido. Lo cotidiano es el territorio de lo conocido, de lo que se ejecuta sin pensar y, a veces, sin sentir, de la automatización.
En lo cotidiano la cultura asume su rol mas antropológico: se vuelve rutina que permite operar las funciones básicas de la vida humana. El modo de ver y hacer el mundo tal como lo hemos heredado. En este sentido la cultura cotidiana de hoy es el triunfo de la acción cultural de ayer.
El nombre de una calle, la imagen que las personas veneran, los modos de vestirse, de alimentarse, de obtener el sustento; en fin, todo aquello que realizamos en lo cotidiano fue acción cultural en diferentes pasados.
Acciones culturales desplegadas desde el poder, contra el poder o en paralelo al poder hicieron esta cotidianidad que vivimos en nuestro aquí y ahora.
Pero la acción cultural no resiste la rutina, no la tolera y la combate: para que sepa de donde viene, para que se pregunte a donde va, para que rompa la estética establecida o rechace el mal gusto disfrazado de innovación permanente.
No importa para que la combate, pero la combate. La acción cultural rara vez se pregunta por sí. No es eso lo que importa.
Importa hacer cultura; estrategia de vida, decía Kusch. Presentir una cultura y querer hacerla mundo; la cultura germina en lo extra cotidiano, se ubica mas allá del tiempo y el espacio medido y pesado por el poder.
Siempre es sospechada. El poder ama la identidad cultural que le da sustento; desconfía de los cambios y cuando se siente desafiado se vuelve inquisidor. En distintos grados, claro, pero inquisidor al fin y al cabo.
Desde el estado, desde el mercado o desde los credos consagrados, el poder tiene una larga historia de inquisiciones varias. A veces mas virulentas, a veces mas sutiles; pero siempre recortando y condicionando la autonomía de la acción cultural. Poniéndole límites a lo que viene instituyendo desde los trasfondos de las sociedades "donde el hondo bajo fondo se subleva".
Las culturas de estos tiempos buscan un recrear constante de la experiencia humana. Van desde la expresión estética hasta el modo de recuperar el planeta; los modos de cuidar el cuerpo o de repensar lo cotidiano.
Esa es una de las claves de estos tiempos "heterogéneos, cambiantes, complejos y conflictivos" que nos tocan vivir: la vocación por cambiar todo y todo el tiempo.
Una "pos modernidad" que se busca sí misma en la crisis de los paradigmas de la modernidad capitalista.
Una búsqueda que es, además, paradójica: en el mismo acto de derribar uno por uno los paradigmas de la modernidad reclama por la falta de certezas. Siente nostalgias por aquel estado de bienestar soñado y nunca alcanzado del todo mientras destruye la centralidades que lo hicieron posible: la omnipresencia del estado, la concentración económica, la explotación despiadada de unos pueblos por otros y el desplazamiento de grandes masas humanas hacia las zonas de mayor productividad.
La acción cultural asume múltiples protagonismos; los estados, las empresas y los mas diversos colectivos producen y reproducen culturas todo el tiempo. Cada cual desde su propia legitimidad. Mejor aún: construyendo una legitimidad diferente de aquellas heredadas de la modernidad.
Una legitimidad que se pretende mas consensual en el sentido de constituirse renunciando, o casi, a la coerción. Disputando la atención de las personas hacia sus propias propuestas de reconfiguración de la experiencia humana.
Desde el capitalismo cultural descripto por Rifkin hasta las mas diversas formas de economía social o comunitaria casi no hay día en que no se ponga en discusión que hacer con el mundo y sus habitantes.
Organismos técnicos internacionales de todo tipo y origen, sirvientes o contrincantes de los diversos poderes alternativos, elaboran y difunden para quien quiera escucharlos las mas contradictorias formulas y propuestas para resolver la existencia humana.
Los grandes medios de comunicación, las nuevas plataformas digitales son también actores que hacen cultura cada día.
Es en este sentido que solemos decir que la acción cultural invierte las reglas de la economía imaginando múltiples recursos para unos pocos fines.
De allí que la acción cultural necesite hacerse obra para sobrevivir a tanta abundancia; para no implotar en su propia crisis de superproducción. Y esto supone recursos de todo tipo.
Presupuestarios desde ya pero no solamente. Se requiere de formación profesional, de espacios de participación, de instalaciones y logísticas varias y, sobretodo, del prestigio que sólo se obtiene de la aprobación social.
Nada de esto puede hacerse sin la presencia activa del estado; nada de esto puede ser sostenible sólo con la presencia del estado.
¿O acaso el tango, lasseñoritas de Avignon o el realismo mágico nacieron por decisión de algún ministro de cultura?
El realismo socialista y las listas negras del Macarthismo son claros ejemplos de hasta donde pueden llegar los estados en sus intentos por orientar la acción cultural.
La acción cultural sólo es posible desde la autonomía y la libertad creadora. Para esto es clave su capacidad de generar recursos por sí misma. Sin autonomía económica la acción cultural puede quedar presa del poder. Que este sea estatal, mercantil o de cualquier otro tipo es secundario porque la acción cultural, para ser tal, no debe estar obligada a pedir permiso.
De allí la importancia de sistematizar y diversificar mecanismos alternativos de financiamiento. El subsidio estatal, el crowdfunding, el mecenazgo o el marketing cultural son legítimos en la medida de su diversidad. Es tarea de la Administración Cultural construir esos recursos para que la acción cultural no deba pedir permiso.

Notas relacionadas:











03 enero, 2014

2014, un año para repensar las redes

Decíamos en el editorial del año que acabamos de cerrar “...el principal desafío para este año es
recuperar el nivel de actividad y, si podemos, crecer en el desarrollo de nuevas propuestas de comunicación.”
Esa intención se concretó en “Buscadores de Cultura”, un proyecto que incluyó un programa de radio, un podcast y un perfil en facebook.
Una propuesta que ha quedado abierta para ser retomada después de nuestro verano austral. Y que ha sido lo suficientemente enriquecedora como para replantearnos qué es trabajar desde la red.
Porque las redes sociales – digitales y analógicas – y sus interacciones son por sí mismas un nuevo campo de trabajo. Incluso en términos económicos y, desde siempre, de desarrollo profesional.
Durante el verano pasado ensayamos realizar pequeños post que fueran en sí mismos unos recorridos de la red.
Con estas experiencias esperamos poder avanzar durante el 2014 hacia un modelo de trabajo más integrado; menos dependiente de las urgencias de los calendarios académicos y con metas más específicas y medibles. Quizás el 2014 sea, finalmente, el año de la profesionalización del blog y los otros formatos digitales que hemos ido utilizando.

Pero, en cualquier caso, esperamos hacer del 2014 un año de trabajo tan intenso y gratificante como lo fue el 2013. Deseándole a nuestros lectores que este nuevo año les cumpla sus mejores deseos de paz y prosperidad.