23 febrero, 2009

Desafíos culturales del cambio climático

Dos noticias muy diferentes de fuentes también diversas nos recuerdan que el cambio climático también ronda la lista de temáticas que la gestión cultural debe considerar.
Un portal chino titula: "Amenaza cambio climático tesoros culturales de países tropicales".
Recoge las declaraciones del experto de las naciones unidas José Luis Ramírez: ¨La mayoría de las obras de arte del mundo están realizadas en materiales susceptibles a la erosión por ataques de insectos (…) Los insectos, el moho, y otros hongos y bacterias, son amenazas que vienen junto con el cambio climático”, Otro experto, Konrad Osterwalder, agregó: ¨ A pesar de que estamos enfrente de una recesión económica, todavía tenemos una responsabilidad importante: cuidar las reliquias históricas y protegerlas de los posibles efectos del cambio climático¨.

Por su parte el portal Ultima Hora de Paraguay titula: “Los desastres naturales obligan a cambio cultural
Los desastres naturales cada vez más frecuentes obligan a que los países realicen un cambio de cultura: si antes las políticas se enfocaban a manejar los desastres, ahora hay que apuntar a manejar los riesgos, lo que implica generar mecanismos de prevención, afirma Ricardo Zapata, encargado del Punto Focal de Evaluación de Desastres, de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).” (…)
"Desde la forma en que construimos la infraestructura, en que hacemos nuestros asentamientos humanos, pasando por los mecanismos que utilizamos para la producción y también generar mecanismos financieros de aseguramiento, de protección y de compensación a la población que, potencialmente, pueda verse afectada por desastres". (…)
"De alguna manera, todos los países están empezando a actuar sobre ello. Para algunos es mejor hacerlo en cooperación y coordinación con sus vecinos, para fortalecer sus capacidades recíprocas, porque en países que tienen fronteras amplias comunes, el riesgo es compartido de todas maneras: desde los fenómenos climáticos hasta los de salud". (…)
"Es un margen pequeño adicional de inversión el que se requiere para evitar una pérdida multimillonaria después" (…)"Por las evidencias que ya tenemos, como medida precautoria se justifica invertir en reducción del riesgo. No sabemos cuánto es exactamente lo que hay que invertir para realmente mitigar los efectos del cambio climático, pero sí sabemos que si no invertimos, si seguimos como estamos, las consecuencias van a ser catastróficas en el futuro".

Un comentario casi obligado para este habitante del sur del mundo: el verdadero cambio cultural sería dejar de contaminar, cambiar radicalmente la matriz energética petróleo intensiva y que quienes más han contaminado y contaminan sostengan las inversiones necesarias.
La gestión cultural tiene las herramientas para trabajar junto a las personas y comunidades más expuestas a los riesgos de los que aquí se habla.
Hace más o menos un año publicábamos una nota titulada “Cambio climático y patrimonio cultural” a la cual acompañábamos con un enlace a la convención sobre Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural que data de 1972.
Recogíamos, entre otras fuentes, declaraciones formuladas en el marco de un seminario de la Universidad Politécnica de Valencia donde se decía:
"entre las muchas amenazas que afectan al patrimonio cultural y natural no sólo se encuentran las catástrofes naturales, sino también acciones humanas como la construcción de edificios de gran altura que modifican el paisaje, la presión urbana o el turismo, el cual, si no está regulado, puede llegar a ser muy destructivo".
Los insectos, el moho y los hongos son la consecuencia de nuestras muy humanas inconductas y la causa de la destrucción del patrimonio cultural. El verdadero cambio cultural, insistimos, está en que cambiemos nuestras prioridades y valores.
Una mínima esquematización de los procesos de cambio cultural nos dicen que hay un doble movimiento que va de la cultura existente a la cultura deseada. Y que en el camino entre una y otra hay resistencias y juegos de intereses. Estos últimos y no “los insectos, el moho y los hongos” son los problemas a enfrentar.

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