15 abril, 2008

Gestión del prestigio: los premios literarios

El escritor José María Guelbenzu publica en El País una nota de opinión bajo el título ¿Cómo se dan los premios literarios?
Recordemos, con el autor, para qué sirven los premios en la literatura y otras artes:
Los premios famosos y reconocidos del mundo de la edición son casi siempre a originales inéditos y se han convertido en un lanzamiento editorial de autores bien conocidos. El negocio es el negocio.
Más allá del pesimismo sobre la calidad de la práctica lo cierto es que los premios sirven para apuntalar el prestigio de un autor, de una obra o de ambos a la vez. Para fortalecerlos en el mercado donde esa creación ha de difundirse. Y en ese sentido cuidar y transparentar los procedimientos para definir qué y a quién se premia debiera ser la principal preocupación de la gestión cultural.
Resulta significativo que los grandes premios de resonancia internacional estén todos en manos de fundaciones y entidades privadas, que suelen ser, cada uno a su estilo, independientes del Estado aunque no sea incierto decir que los interesados (editores, creadores, investigadores...) tratan de meter la nariz en ellos, pues generan ventas o fama extraordinarias que allegan grandes recursos a los ganadores. Sin embargo, lo cierto es que generan venta o fama debido a su credibilidad e independencia.
La nota avanza en una severa crítica sobre el funcionamiento de los premios – en especial los literarios – en el mercado español. Aunque matiza también que:
El actual Ministerio de Cultura ha planteado lo que denomina "Código de buenas prácticas", que, en principio, pretende acabar con esa idea de que la capacidad de juicio va unida al cargo. Para ello plantea "incorporar a la sociedad civil a la gestión de la cultura". Loable intento que si no aleja del todo la sospecha de intervencionismo, en principio puede mejorar y regular sustancialmente la calidad y coherencia de los premios.
En suma, los premios son una herramienta para gestionar el prestigio de una propuesta artística. Su eficacia y calidad dependen, en buena medida, de la transparencia, independencia y buenas prácticas que sean capaces de poner en escena.

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