19 noviembre, 2007

Debaten gestión cultural de la ciudad de Buenos Aires


Una columna de Perfil.com plantea un debate para la gestión cultural de la ciudad de Buenos Aires de cara al cambio de gobierno que ocurrirá el próximo diez de diciembre.
Haciendo un paralelo con una campaña de abucheo que el partido comunista británico le hiciera a Bob Dylan el autor llama la atención sobre el rechazo que, desde el vamos, recibirá la futura gestión cultural macrista .

"Se daría así la paradoja de que los únicos funcionarios culturales posibles para el próximo intendente serían los que son completamente ajenos a la cultura (Teorema de Rodríguez Felder). En los días que siguen, veremos no sólo en qué medida la administración porteña se muestra a la altura de las circunstancias sino también hasta qué punto el endogámico mundillo cultural es también un caldo de cultivo favorable para la persecución, la delación y la denuncia. Tal vez sea la distancia, pero tengo la impresión de que se vienen días difíciles para la convivencia democrática" (cfr. nota completa)

También Jorge Telerman, Jefe de Gobierno saliente, apunto, en una entrevista con el diario La Nación, sus cañones contra algunas de las decisiones anunciadas por Mauricio Macri:

Tengo la mayor estima por Lombardi y sé de su capacidad y de su laboriosidad, pero me parece un disparate unificar turismo y cultura. Espero que Macri vuelva a reconocer el error y sigan siendo dos espacios diferentes. Es evidente que se ha movido con dificultades en el ámbito cultural. (...) Cerrar Ciudad Abierta es más que un error, es una injusticia. Tiene todo el derecho de reformular la programación, rever el presupuesto, pero no de cerrar aquello que no comprende. El canal nunca intentó ser comercial, sólo intenta dar lugar a estéticas y lenguajes alternativos.

Ambos temas – la unificación de turismo y cultura en un solo ministerio así como la anunciada decisión de cerrar el canal cultural de la ciudad – se dan en medio de un debate sobre el estado de las finanzas de la ciudad.
Es inherente a la vida democrática el debate entre gobierno y oposición también – y muy bienvenido sea – en torno a las políticas culturales.
La sola sospecha de una actitud endogámica y persecutoria como la que denuncia el periodista de Perfil es peligrosa para la construcción de una sociedad democrática. Porque la democracia es además convivencia y esto está más ligado a las formas que toma ese debate que a los contenidos del mismo.En este sentido deslegitimar de un modo automático y corporativo la capacidad del nuevo gobierno para establecer y dirigir las políticas culturales de la ciudad parece una actitud cuando menos desmedida. Tanto como lo sería que el nuevo ministro – tan pronto asuma – rehuya el debate que la oposición le propone.

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